[Historia] Te amo con locura. |
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Sinopsis. En una visita al parque luego de obtener la herencia familiar, Lance Stone ve pasar a una hermosa chica que le robaría el corazón. Él haría todo lo que su desquiciado corazón le pidiese para encontrarla, cosas, cosas que le quitarían el sueño a cualquiera, pero Lance no es cualquiera. Notas. • Iremos publicando los capítulos aquí cada semana sin editar. Si el capítulo está editado, se dirá. • Pueden encontrarla en Wattpad. ~Clic aquí~ • No aceptamos a nadie para participar en ella. En el caso de que lo hagamos, lo cual dudo, será indicado aquí. Capítulo #1: Un paso más. Era un día caluroso y yo caminaba por un viejo parque, días después de obtener la herencia de mi padre, la cual constaba de una casa, cuatro autos de marcas caras, grandes negocios de diversos tipos y mucho, pero mucho dinero. Claro que heredarla no fue para nada fácil, tuve que arrancar la vida de mi viejo, pero valió la pena. Cualquiera se alegraría por ser millonario y poder hacer lo que se le plazca con aquel dinero, pero yo no. Sentía que algo me faltaba, alguien, alguien que sea capaz de llenar ese hueco al que le llamo corazón. El caminar de una bella chica me sacó de mis pensamientos, a la que parecer se le había caído una tarjeta, en concreto, el carnet de la Universidad Costa Nueva. Sería mentira si dijera que se lo devolví, no quería dejar de observarla y esa foto era mi único portal hacia su belleza. ******* Era de mañana, al despertar mis pensamientos se inundaron de aquella chica tan alta y elegante pero a la vez juvenil, claro, sin olvidar aquel extenso y brillante pelo castaño sujetado por una coleta que hacía juego con su atuendo. Sin pensar dos veces, me levanté, comí y salí corriendo a la universidad en la que se encontraba, pero mi mente me detuvo en la esquina: "Mierda. No tengo carnet. Tal vez con una mentirilla pueda obtener alguno". Me situé a escasos metros de la entrada mientras observaba a cada chico que salía y entraba hasta encontrar al más parecido a mí. Horas más tarde lo vi. Les juro que era INDÉNTICO a mí, parecía que estuviera en "Juego de gemelas" versión hombre, pero no era el momento de pensar en eso. - ¡Oye tú! ¿Cómo te llamas? - grité acercándome a él. - No te importa. Rodeé los ojos. - Vamos, ¿Te doy miedo? - Me burlé. Suspiró - Marcos. ¿Qué quieres? -Estoy haciendo una investigación sobre las profesiones más estudiadas en esta universidad. - Oye. - Me miró de pies a cabeza -. Eres idéntico a mí. -Lo sé, - Sonreí maquiavélicamente -, ¿Puedo hacerte unas preguntas mientras vamos a mi oficina? -No veo por qué no. "Crédulo." Pensé. Ahora solo debía llevarlo a un lugar en donde nadie fuera capaz de escucharlo. - Ok Marcos. ¿Qué estudias? - dije dirigiéndome a un callejón. - Arquitectura - murmuró. -Oh, de pequeño quise estudiar arquitectura. - ¿Y qué pasó? - Yo hago las preguntas. - Reproché - Y dime, ¿Qué edad tienes? -Veinte años. - ¿Tienes familia? ¿Vives sólo? Me miró incómodo. - Discúlpame si me pasé, son preguntas del test. - Aclaré. Asintió. - No y sí. - Oh, lo siento. Mi yo interior dio un brinquito. Si no tenía familia y ni compañeros de piso nadie lo reportaría al notar su falta. - Tranquilo. - Con esto me basta. ¿Me permitirías tu carnet para finalizar? - Extendí mi mano. ¿Finalizar? Sí, su vida. - Claro. - Me lo entregó. "Eso fue más fácil que suspender química", pensé. - Llegamos. - ¿Un callejón? ¿Estás de coña? - Sí, el callejón donde pronunciarás tus últimas palabras. Gracias por cooperar en mi investigación. - Sonreí triunfador colocándole un trapo con adormecedor en la nariz y boca. Ya caído en el suelo, saqué mi navaja de mano y le apuñalé dos o tres veces el abdomen. De inmediato llamé a un contacto para que se hiciera cargo del cuerpo, el cual dejé junto a una paca de 10.000 euros. Ya había cumplido mi cometido. Capítulo #2: Robo de identidad. "Ti ri pi pi pi... Ti ri pi pi pi" sonaba la alarma cada vez más alto la cual con un golpe apagué. El sonido de los pájaros me aturdía y despertaba en mí un instinto asesino, pero me controlé, no quería asustar a mis empleados, no quería que salieran corriendo como niñas. Tomé mi Samsung Galaxy 6 y coloqué a Skrillex para despejar mi mente, acto seguido de preparar mi bañera. Me vestí con cierta alegría, hoy era el gran día, el día en el que conocería a mi chica, Emily Wattson. Claro, no me presentaría como Lance, sino como: "Marcos Augusto Franco González", un chico jóven de veinte años guapo como yo, estudiante de arquitectura de antepenúltimo año. Tomé el carnet universitario de la mesita de noche para poner en marcha el plan. Bajé por las escaleras de mi mansión hasta el estacionamiento para coger mi vehículo el cual dejaría una cuadra antes para no levantar sospechas. ****************** Luego de media hora en coche me encontraba de nuevo en la Universidad Costa Nueva. Me coloqué el carnet en el cuello de la camisa, tomé mi mochila con los objetos necesarios por si alguien me caía mal y en menos de un minuto estaba dentro de la institución. Empecé a preguntar cosas como: "¿Conoces a Emily Wattson?" "¿Has visto a Emily Wattson?", pero para mi suerte nadie la conocía. En fin, era una universidad enorme y tal vez no tuviera tantos amigos como pensé que tendría. Pero no tenía cara de pocos amigos. Luego de veinte minutos sentí como una mirada fija se clavaba en mí. "¿Me habrían descubierto?" me cuestioné. Sin pensarlo dos veces caminé a paso rápido alejándome de aquella chica, pero no me zafé. Al voltear vi a una chica pelirroja con ojos café, no tan hermosa como Emi, con un aspecto un tanto seductor y tierno a la vez. Nuestras miradas se cruzaron pero no aparté la vista y ella tampoco. Nos miramos unos segundos que, para mí, parecieron una eternidad. Cuando apartó su mirada decidió acercarse, pero antes de que pudiera decir una palabra me adelanté. - ¿Conoces a Emily Wattson? - Sí. - Suspiró. - ¿Sabes dónde...? - Eres guapo, ¿Lo sabes? - Interrumpió con un tono seductor. Solté una risa nerviosa - Gracias. Pero, ¿Sabes dónde...? - Repetí. - Mi nombre es Kimberly Harrison, pero me puedes decir Kim. - Sonrió - ¿Y tú? - No es tu problema - dije evadiendo el coqueteo, y pregunté por tercera vez -. ¿Sabes donde está Emily? - Ya veo, tu nombre no es mi problema. Así que supongo que Emily tampoco el tuyo. Soy su mejor amiga por cierto. - Me guiñó el ojo. - Maldita Kimberly - susurré de manera inaudible -. Me llamo Marcos, tengo 20 años - dije agradeciendo que no tartamudeé. - Mucho gusto, Mr. Guapo - dijo estrechándome la mano con una sonrisa juguetona. - Responde - inquirí ya harto de sus juegos. - Uff, Emily. Me temo que no la encontrarás. - Sonrió triunfante. - ¿Y eso? - Te lo diré a cambio de una cosa. - Acto seguido se le dibujó una gran sonrisa en los labios. - ¿Cuál? - Tendrás que pagar. - Estiró sus labios en dirección a los míos, de inmediato saqué una moneda y se la metí en la boca. - Ahí tienes, ahora dime. - Buu, tienes que salir conmigo a una cita ahora - dijo haciendo pucheros. - No. - Anda. - Que no. - Por favor... - Hizo cara de perrito. - Ya te dije que no. - Ok, te veo a las seis en la heladería Yommi. Sé puntual, ahí te responderé lo que quieras. La chica caucásica con la que hablaba se alejó dando brinquitos poco notorios. No quería esperar tanto, eran casi las dos de la tarde y no me quedaría de brazos cruzados. Pero, por más que preguntase, nadie conocía a aquella bella chica que me dejó sin aliento, solo Kim. Por un momento me había dado por vencido, pero pensé "El carnet de Emily, ahí dice un nombre. De su guía al parecer." Corrí lo más rápido que pude preguntando a dónde estaba la profesora Analis Briceño. Hasta que dí con ella. - Buenos días, ¿Profesora Analis? - Sí. ¿Qué se te ofrece? - preguntó aquella señora que parecía que rozaba los cuarenta años. - Es sobre su alumna Emily Wattson. ¿Usted sabe donde está ella? - dije esperanzado. - No puedo darle esa información joven. - Esas seis palabras me quebraron. - Por favor, he estado todo el día buscándola. - Bueno, lo único que te diré es que ella se graduó hace un mes, pero estuvo aquí hace unos día para obtener su título universitario. Sentí como la furia se apoderaba de mí, pero me relajé. No quería formar un escándalo habiendo robado la identidad de Marcos. - Muchas gracias - Asintió. La información que me había dado no era suficiente, quería más, necesitaba más si quería encontrarla. La única opción que me quedaba era ir a la cita con la pesada de Kim. "No creo que pase nada bueno si evade mis preguntas. Pero nadie sabe." Capítulo #3: Por las buenas o por las malas. Me encontraba en mi humilde hogar -sarcasmo- investigando en la computadora más detalles sobre Kimberly, por si las cosas no salían como las tenía planeadas. Ella es una de esas fresas adictas a las redes sociales, de esas que en cualquier momento se toman fotos por ser "hermosas" -como dicen ellas-. Coloqué en el buscador de Facebook: "Kimberly". De inmediato parecieron muchos perfiles con ese nombre, Kimberly West, Kimberly Jackson, Kimberly Collins, ninguna de ellas era la que yo buscaba. Luego de ver cientos perfiles de chicas rubias, pelirrojas, e incluso una de pelo verde, di con ella, Kimberly Harrison. De inmediato comencé a revisar sus últimas fotos, estados, amigos, etc. Luego de un rato me cansé de buscar. Había demasiadas fotos de ella con amigos, familia, vecinos, etc, pero ninguna información que me ayudara a sacarle datos sobre Emily. Porque al parecer, ella era la única persona que sabía cosas sobre mi amada, tal vez el karma me hizo enamorarme de una "chica fantasma". Justo cuando iba a cerrar su perfil, me encontré con un estado: "En casa, aburrida con Sofi. ¿Alguien que venga? - con Sofía Rodríguez en residencia "El valle", casa 12." Se me escapó una sonrisa de satisfacción al tiempo de cerrar la página. Ya había encontrado lo que quería. Me acosté en el sofá a la espera de que se hicieran las 5:40 p.m. para ir a la cita con Kimberly. Pero antes debía descansar un poco, me había trasnochado la noche anterior, pensando en ella, mi Emi. Desperté de un sueño profundo, al parecer me había quedado dormido. Quedé embobado unos cuantos minutos -como de costumbre al despertar-. Miré mi reloj: "6:45 p.m.", me exalté. No llegaría a tiempo, esa heladería no quedaba para nada cerca de mi mansión. Salí de volada hacia mi coche y conduje a 200 k/h. Por suerte no había ninguna patrulla por el camino o si no hubiera recibido una multa, lo cual me retrasaría aún más de lo que estaba en ese momento. Al llegar, miré por todas partes y no la encontré, se había ido. Me quedé pensando un rato que hacer, no podía ir a casa a lamentarme, sería un perdida de tiempo. Compré dos helados para llevar y fui hasta su casa, ya que había adquirido la dirección. Al llegar, me bajé del auto y toqué el timbre, pero nadie abrió. Esperé varios minutos. Ya cansado me di la vuelta en camino a mi coche para volver a mi mansión. Hasta que de repente escuché una voz femenina. -¿Marcos?- me volteé de inmediato y la vi parada en la puerta, cubierta con una toalla. - Hola Kimberly. - ¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste mi dirección? Además, no fue para nada cortés dejarme plantada en la heladería.- dijo entristecida. - Perdóname, me quedé dormido, no fue mi intención dejarte sola. Pero anda, traje helado.- sonreí mostrando los helados. - Vale. Solo porque amo el helado.-dijo al tiempo de abrir más la puerta -. Vamos, pasa. Entré y noté que la casa era más pequeña de lo que parecía. "Tal vez viva sola" me planteé. -Y dime... ¿Vives sola? -dije ya acomodado en el sillón de su sala. -Eh, sí. ¿Acaso viniste por lo que yo creo?- sonrió y me guiñó el ojo -. Aprovecha, que ando en toalla- dijo quitándosela lentamente. Me quedé atontado con lo que veía, pero me recompuse. -No vine por eso- me tapé los ojos -, póntela de nuevo.- ordené. -Vamos galán, sé que lo deseas- dijo manoseándome. La aparté y le grité un rotundo "no". Ella de inmediato se volvió a colocar la toalla. -Lo siento, pero no vine a eso. -inquirí más calmado-. Quería hacerte unas preguntas con respecto a Emily. -Emily, Emily, Emily.-gruñó. -Sí, Emily. Es tu mejor amiga, ¿No? -Sí. -suspiró. -Bueno, ¿A dónde se fue? -Mi amor, ella no importa. Esta cita es de nosotros. -sonrió como maniática. -Mira, creo que no entiendes, me estás haciendo perder la paciencia. -dije dulcemente-. Dime donde mierda está Emily o lo lamentarás. Soltó una carcajada- ¿Crees que con eso me asustas? Eres un dulce bebé que no mataría ni a una mosca -dijo burlona. "¿Con que dulce bebé? ¿No?" me reí interiormente. -Tienes razón. -reí en falso con ella- Por cierto, te traje un regalo. -Oins, ¿En serio? -aplaudió emocionada. -Sí. Creo que te gustará. Déjame buscarlo, está en mi vehículo. Asintió. Fui hacia el coche y abrí la maletera para coger un pañuelo con líquido adormecedor, el cual guarde dentro de mi chaqueta y regresé a la casa. -Está bien. Date la vuelta y cierra los ojos. No te voltees hasta que yo te diga. -Ok. -soltó una risita e hizo lo que le pedí. "El momento es ahora" pensé. Tomé el pañuelo y -luego de unos pataleos y forcejeos de su parte- la dormí. Ahora solo debía hacer que hable. Y sí, lo sé, no debía torturarla, hablaría fácil. Pero entonces... ¿Cómo me divertiría? Capítulo #4: Gracias princesa. NARRA KIMBERLY HARRISON. Abrí mis ojos lentamente. Me asusté al darme cuenta que estaba atada. Intenté gritar pero no podía, una media estaba en mi boca. Noté como Marcos me miraba atentamente con una sonrisa perversa, le devolví una mirada con horror y empecé a moverme como pez fuera del agua. Vi cómo se acercaba a mí, empecé a sollozar, cerré los ojos y giré la cara para esperar el golpe. Pero no lo hizo. En cambio, me quitó la media de la boca. -¿¡Por qué estoy atada!?- grité. -Shh, no grites. ¿O te pongo la media de nuevo? Negué mirándolo con odio y pena a la vez. -R-responde. -Es que soy un dulce bebé que no mataría ni a una mosca ¿No?- rió con ironía. -¿Qué quieres? ¿Me harás daño? Por favor, no... – sentí como las lágrimas caían por mis mejillas, tenía miedo, mucho miedo. -Si cooperas no te haré daño. - se le veía el semblante serio. -E-está bien.-dije en un intento fallido de parecer tranquila-. ¿Qué q-quieres que te diga? -¿Dónde está Emily? ¿Por qué se fue? ¿Qué me puedes decir sobre su familia? -No.- respondí al instante. - ¿Cómo qué no?- frunció el ceño. - No te daré información de mi mejor amiga, no dejaré que le hagas lo mismo que me estás haciendo a mí. – volví a llorar. - Ya lo veremos. Miré con temor como destapaba una pequeña botella de cristal con un líquido amarillo. En ese momento pensé: "Ay, no. Ahora me va a hacer tragar orina para que hable, joder." -¿Q-qué es e-eso?- tartamudeé. -Ácido. ¿Sabes lo que hace? Me desesperé. Yo sabía perfectamente lo que hacía. Negué para ganar más tiempo e intenté liberarme sin que se diera cuenta. -Algo muy divertido la verdad- dijo de forma macabra – deforma rostros, quema la piel, además que causa mucho ardor, como si estuvieras sobre fuego, o peor, quizás... - rió. - No, no, no, no, no... - rogué – Está bien, contestaré, contestaré... - Rápido. - Bueno,... su familia es entre clase media y clase alta, muy sofisticada. Emily se mudó de país para lanzar su carrera de diseñadora de modas, maquillaje, entre otras cosas... - Bien, ¿Y a dónde está? Me quedé pensando por un momento si debía decírselo, hasta que me mostró la botella y reaccioné con miedo. "Si no se lo digo, dios sabrá que me hará. Pero si se lo digo, tal vez me deje viva." Pensé. -A-argentina. - Hay muchos estados en Argentina, genia. – se notó más molesto. - B-buenos aires.- susurré con frustración. - Muchas gracias Kim.- me besó la mejilla y se alejó. Suspiré aliviada. Noté como volvía – Una cosa más, dame su número de teléfono. -¿¡Qué!? Eres imbécil si crees que te lo voy a dar. Él hizo un movimiento rápido con las manos. De repente sentí como una gotitas caían en mi cuerpo. No tardé más de dos segundos en reaccionar y comencé a gritar y llorar a causa del dolor, hasta que me calló con la media. Me había echado ácido, EL PENDEJO ME ECHÓ ÁCIDO. -Y bien...- hizo un ademán con la mano para que respondiera y me volvió a quitar la media cuando estaba más calmada. -Yo...- dije cabizbaja. -¿Tú qué? - Mi teléfono lo están reparando. – Mentí, obviamente. - ¿Y no tienes una agenda? - me miró incrédulo. Negué con la cabeza. - Bueno, entonces nadie se preocuparía por ti...- dijo más para él mismo que para mí – ya no te necesito más. -Supongo que ahora me soltarás...- inquirí esperanzada. - ¿Soltarte?- se le salió una carcajada – De esta no sales. Luego le dirías a la policía. - ¿¡Qué!? ¡No! ¡Te prometo que no le diré nada a nadie! – rogué llorando y gritando. - Sh. No te dolerá. – Sonrió de medio lado – O tal vez sí, y mucho... - susurró. Acto seguido me agarró fuertemente del pelo, por lo que yo empecé a forcejear para que me soltara. Me quedé estupefacta al ver que abría la botella con su boca, todo pasó tan rápido, no sé cuando lo hizo. Lloré, lloré como nunca, gritando y sollozando. Me había echado todo el ácido en la boca y sentí como se derretía mi interior. Me calmé un poco, me dolía gritar y llorar. Tomé una gran bocanada de aire y de repente, no sentía dolor. Había... ¿Muerto? Capítulo #5: Argentina. Me encontraba observándola con cuidado. "¿Ya habrá muerto? No se ve para nada bien." cuestionó mi conciencia. Le eché ácido sulfúrico, no creo que siga viva, por dios. Creo que ya debería llamar a alguien para que se encargue de ella, no puedo ser encarcelado estando tan cerca de encontrar a Emily. Me pregunto, ¿por qué se rehúsan tanto a dar su información? Ni que fuera el presidente o algo parecido. Bueno, me he pasado de la raya, matar a dos jóvenes no es para nada lindo, pero no he tenido opción ¿O sí? "Claro que sí. Matón." Sh, calla. —¿Jerry? —Lo llamé por teléfono. Él era uno de mis mejores empleados. —¿Ahora a quién mataste? —Por su tono de voz parecía que estaba con mucho estrés. Pero yo le pago, y con el dinero que le aporto dudo que diga que no. —Kimberly Harrison. Una universitaria —dije con naturalidad. ¿Qué? Ya estoy acostumbrado. —¿Algo salió mal en el proceso? —inquirió en un intento de sonar serio, hasta que se le salió una risita. Maldito pervertido. Aunque bueno, ella prácticamente me quería violar. —Ja, ja, ja. —Reí irónicamente—. ¿Me harás el trabajo o qué? —Está bien. Estoy ocupado. En un par de horas te lo haré, pero será más caro que lo habitual. —Y eso que pensé que ya cobraba caro—. Por la hora. —El dinero no es problema, —Me burlé—, te pasaré la dirección por WhatsApp. —Colgué acto seguido de montarme en mi BMW rumbo a la mansión. Entré de un portazo al living echándome en uno de los sillones color marrón que lo adornaban. Son muy cómodos, mi padre solía fijarse en ese tipo de cosas, color, textura, marca, precio, él era muy perfeccionista. Desperté por un estruendo. Inspeccioné cuidadosamente la sala buscando el causante de ese sonido atroz. Al no verlo, miré hacia la ventana y me percaté de que llovía espantosamente, había sido un trueno. Revisé la hora en mi teléfono. 4:00 a.m. Puta lluvia. ¿Ahora cómo mierda me dormiré de nuevo? Luego de varios intentos fallidos por dormirme, me levanté hacia la computadora para fijar el vuelo a Buenos Aires. Todas las aerolíneas estaban muy ocupadas y el vuelo libre más cercano estaba pautado a las 5:20 p.m.. No tardaría tanto sabiendo que Emily estaría esperando. "No te espera, idiota. No sabe que existes." Gracias por subirme el ánimo. "De nada, Lance." rió. Le hablé al piloto de mi jet privado. No suelo usarlo mucho ya que Marc se me hace muy pesado, tengo que escucharlo horas y horas hablar sobre sus pokemones. No me quejaría, me lo hace gratis y hay champagne. El aeropuerto estaba lleno de gente debido a la hora. 10:12 a.m. Divisé a lo lejos un cartel blanco con mi nombre escrito en él. Me coloqué a su lado y fruncí el ceño al ver a un anciano decrépito cargarlo. —Oh, hijo. Hola, tú debes ser Lance. —Sí —dije desganado—. ¿Por qué está usted en vez de Marc? —Me irritaba pensar que mi conductor personal haya enviado un viejo a suplantarlo. —Él no pudo venir debido a problemas familiares. Yo te llevaré —Explicó con orgullo—. Tranquilo, llevo 50 años haciendo viajes de este tipo. —Agregó al ver mi notable miedo ligado con odio. Hizo el intento de calmarme, pero lo empeoró. "Mierda Lance. Estás muerto. Cámbiale el agua por café cargado." se burló Death, mi conciencia. Este tipo debía tener mínimo 70 años. Marc será hombre muerto cuando lo vea de nuevo. Subimos al avión y me serví una copa de Champagne. Horas más tarde, me encontraba sumergido en mis pensamientos, somnoliento; idealizando mi vida junto a Emily. Tendríamos 4 hijos, una casa en Hawaii y un yate privado, tal vez un perro llamado Spartacus. De forma repentina, sentí como caía el avión. Miré por la ventana para confirmarlo, y efectivamente, el jet caía en picada. Hice mis intentos de llegar al conductor y lo vi, estaba muerto. Asustado y sin saber qué hacer cogí un paracaídas de emergencia y me lancé. "No sabes paracaidismo genio." Con pavor abrí el paracaídas. La televisión es muy útil para casos de emergencia como esos. Me calmé y disfruté del aire que chocaba contra mi cara suavemente. Mentira, me dolía la cara de tanto viento. "Mira hacia abajo." Hice lo que mi conciencia ordenó y me desesperé nuevamente. Estaba cayendo a mar abierto. <Emily, te amo. Tal vez no me hayas conocido, y no lo harás. Es mi fin.> pensé. Cerré los ojos esperando el impacto que acabaría con mi vida, ya que el paracaídas tenía un hueco. Desperté de un golpe y grité. —¡No! —Tenía los nervios de punta y no paraba de temblar. —¿Qué pasa hijo? —Me sorprendió la voz del anciano acercándose a mí. ¿Había dejado de manejar el avión? En ese momento no me había dado cuenta. —No, no, no, no —susurré negando repetidas veces con la cabeza y mi ojos fijos a la nada. —Tranquilo. Sh. Sh. —Sentí cómo me acariciaba el hombro. De inmediato los recuerdos me invadieron. Lloraba con un juguete roto en las manos. Tenía 6 años. En ese entonces vivía con mi madre y mi padre, el cual "trabajaba" hasta tarde. —Tranquilo. Sh. Sh —decía Layna, mi mamá, abrazándome mientras jugaba con mi cabello. —M-mami. —¿Qué, cielo? —Sonrió soltando un poco su agarre para mirarme. Justo cuando iba a responder escuché como rompían la puerta y una voz masculina gritaba. Casi al instante vi cómo mi madre se tensaba. —¿Quienes son? Mami. —Uh, cariño... Son amigos que vienen a jugar —inquirió ocultando su miedo—. Las,... escondidas. Sí, eso. —¿Las escondidas? —dije ladeando la cabeza incrédulo. Ya me había olvidado del asunto del juguete, ver a mi madre así no era común. —Sí, sí. Ve y escóndete en el armario. Y cuenta hasta 100, no salgas, escuches lo que escuches.—ordenó rápidamente. 1, 2, 3, 4, 5,... 54, 55, 56,... 95, 96, 97, 98, 99, 100. Salí rápidamente y no encontré a mi madre por ningún lado. Se la habían llevado. Desde ese día no la volví a ver. Debí protegerla, debí cuidarla, no debí haberme ocultado. La mataron por mi culpa y no hice nada. NO HICE UNA MIERDA. Cuando me dieron la noticia de que la habían secuestrado, llore, llore como si no hubiese mañana. Pero cuando dijeron que había muerto, no volví a ser el chico de antes. De un niño común a un asesino sin piedad. Desperté nuevamente cuando el avión comenzó a descender, lo cual me indicaba que ya había llegado a mi destino. Bajé del jet mientras el piloto bajaba mis maletas. Llamé a un taxi con mi Galaxy s6 para que me lleve a un café. Tenía mucha hambre acumulada, se me había olvidado desayunar antes de partir. —¿Qué desea? —preguntó el empleado. —Un capuccino y un cannolo. Rápido —dije irritado sintiendo el tronar de mi estómago. Asintió de forma rápida mientras me sentaba en una de las mesas en espera de mi comida. Era un lugar muy elegante para mi gusto, me hubiese gustado más si fuese en su mayoría negro. "Y calaveras." agregó Death mientras le cortaba la cabeza a una muñeca de tela. El típico tono telefónico de mi celular indicó que tenía una llamada entrante, pensé que sería del hotel para preguntar qué tipo de alcoba quería, pero me equivoqué. —Hola, Jerry. ¿Qué pasó? — pregunté desconcertado. Él nunca me llamaba, sólo hacía su trabajo y me enviaba un mensaje para confirmarlo. —Ya limpiamos toda evidencia que te incriminara, pero tengo una pregunta. —Me mantuve en silencio y continuó—. ¿Por qué te llevaste el cuerpo? Colgué rápidamente con un nudo en la garganta, estaba paralizado. No me lo había llevado. Dernière modification le 1443649920000 |
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10/09/2015 - Primer capítulo agregado. 11/09/2015 - Segundo capítulo agregado. 13/09/2015 - Tercer capítulo agregado. 16/09/2015 - Cuarto capítulo agregado. 30/09/2015 - Quinto capítulo agregado. Dernière modification le 1443650040000 |
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Esta muy bueno y un poco macabro CX sigue |
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o.O, ke locoh sigue, parece tul nwn |
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Ivayoa a dit : sanmiri a dit : Lo sé, jaja. Fue idea de mi amiga. qwq Capítulo 2 agregado. Soy consciente de que los sucesos ocurren demasiado rápido, pero luego será editado. Dernière modification le 1441991580000 |
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o.o ta tul, xDD, me dio pena el chico que mato, porque lo mataron al pepe D: SIGUE |
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Capítulo 3 agregado. |
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esta bueno *-* ya espero el siguiente |
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Capítulo 4 agregado. |
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ME MUERO, SIGUEEEE ya! quiero saber, plis DD: |
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ahiii no sigue deos como atrapa esto Sigue please |
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Capítulo 5 agregado. |
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SIGUE DIOS me intriga que paso con el cuerpo de Kim D: |
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Omg Me gusta mucho no se porque no leí esto antes Estoy esperando el 6 con ansias~ |
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a dit : |
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ha pasado un año y un mes y todavia no sacan el capitulo 6 |