País: Canadá.
Reparto: (click)
Director: Atom Egoyan.

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Ocho años después de la desaparición de Cassandra ocurren una serie de eventos que indican que sigue con vida. Mientras que la policía investiga el secuestro, su padre Matthew (Ryan Reynolds), frustrado por todo, comienza a tomarse la justicia por su mano.

Cuando ves que ha sido filmada en Canadá, te esperas escenarios totalmente cubiertos de nieve, y sí, eso es lo que tenemos en esa película. La trama, el modo en el que la grabaron y esa ambientación única que sólo un país frío como Canadá podría tener hacen de ésta película una obra que ha sido capaz de dejarme un gran vacío existencial —tanto que, después de terminarla, tengo ganas de repetir—.

Cuando leí suspense, deseé no descubrir el culpable de los hechos hasta el final de la película. Al final, no ocurrió, estaba claro desde el inicio, pero eso no le quitó absolutamente nada. Es más, le añadió una emoción más: rabia. Rabia de saber todo el tiempo quién es, y que siempre esté cerca de los buenos, pero saber que no puedes hacer absolutamente nada para evitar los hechos a punto de acontecer.

Lo que más te golpea siempre en una película sobre secuestros a menores es ver la desesperación de los padres por descubrir el paradero de su hija/o. Si te gusta este género, es una obra muy recomendable.

Suena interesante.
#Pole