[Historia] Feel Good |
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a dit : "Hace exactamente siete años, cien niños fueron secuestrados por los radicales de un país vecino. Sólo lograron escapar con vida seis, y con grandes heridas psicológicas que nunca sanarán, caminan hacia un futuro incierto. Descubrir la razón del secuestro les llevó semanas; interceptarlos, meses; rescatarlos, años; pero, no se acaba ahí. Ahora deberán elegir entre continuar por el camino que se les fue obligado tomar, u optar por una vida tranquila, lejos de los conflictos y la guerra. Pero de un modo u otro, todos acabarán siendo perjudicados..." Pues, cómo decir esto... tras pensarlo mucho (y creedme, cuando digo mucho me refiero a semanas pensando "¿cerrarlas o no?"), he vuelto esta vez con lo que probablemente sea la historia con mejor trama y más elaborada que haya escrito nunca. Quizás esteis enfadados conmigo, sí, hasta yo lo estoy por haberlo dejado todo así cuando prometí que nunca más dejaría tirada una historia, pero a lo largo de este tiempo he evolucionado satisfactoriamente, así que, esto daría paso a una nueva era Aquática. Sin más demora, dejo esto aquí, iré editando el tema principal cuando tenga tiempo. Espero que disfruteis estas 1179 palabras, ¡dentro texto! Un, dos, tres. Los disparos resonaban por toda la estancia. Dos en el pecho y uno en la cabeza, no iba a sobrevivir, ¿cuántos años llevaban esperando ver ese cuerpo sin vida derrumbándose? —¿Quién quiere ser el siguiente?—pronunció la asesina, de una larga cabellera añil y una máscara de rasgos felinos a un costado de su cara. Los otros cuatro adultos se estremecieron ante aquellas palabras, pero todo comenzó cuando el ruido de aquellas genuinas botas militares y unos tacones hicieron eco. Les habían encontrado, iban a morir, pero antes de que llegaran, los cuatro apuntaron con una pistola a su cabeza y apretaron el gatillo. La puerta se abrió estrepitosamente, dejando ver lo que todos se esperaban, una mujer con una larga cabellera violeta seguida de un amplio grupo de militares. La asesina se desmayó. —¿Qué...?—alcanzó a decir la guía de todos aquellos hombres armados, observando los cuerpos sin vida que yacían en el suelo y el de aquella muchacha inconsciente. Luego levantó la mirada y observó al resto. Cinco, sin contar a la antes mencionada de la máscara—. Ya es hora de irnos. Y no hacía falta ni una sola palabra más. Siete años después, los habían encontrado. Siete años después, ya no estaban solos. El viaje fue largo, pero no lo suficiente como para demorarse más de cinco horas, así que finalmente, llegaron a su destino. Un interrogatorio se realizaría al día siguiente, pero por el momento, sólo iban a descansar. Capítulo 1: Melancholy Finalmente, ya era el día. Tocaba declarar contra los crímenes causados por los rebeldes del país vecino, el secuestro de los cien niños y el asesinato de casi todos ellos. Todos se encontraban listos, menos la asesina que continuaba inconsciente. Llamaron a la primera persona, una chica de ojos carmesí y peliverde que caminaba llena de soberbia, entrando en una amplia habitación totalmente blanca y llena de periodistas que le observaban atentamente y apuntaban cosas triviales. La mujer que les trajo allí estaba sentada en el centro. Paso a paso, la chica subió las escaleras y quedó frente a una pizarra, colocada ahí por si tenía la necesidad de explicar algo complicado. —Comencemos—la mujer sacó unos papeles de quién sabe donde y comenzó a leer—. Tú nombre es Mone. Tienes diecisiete años y fuiste secuestrada a los diez. Dentro de un mes cumplirás los dieciocho. Tus padres fueron asesinados y ahora eres huérfana, ¿me equivoco? —Estás en lo correcto. Parece que fuimos raptados para servir como armas, pero mataron a todos, menos a mí, al flacucho, a la antisocial, a la pirómana, al mudo y al drogadicto. Pero así es la vida, ¿no? —¿Qué tipo de trabajos realizabais? —Asesinatos entre otras cosas. También nos tocaba conquistar pueblos, por así decirlo. Nos hacían matar hasta al último niño—su voz se quebró un poco al final. Hasta alguien como ella podía presentar sentimientos humanos. —Bien, creo que es suficiente. Puedes retirarte. Salió tal y como había entrado, y se presentó otra chica. Rubia y de ojos verdes, presentaba varias quemaduras en su piel. Subió lentamente las escaleras, observando cada detalle de la habitación; y, podría decirse que temblaba un poco. —Bien—sacó otro papel y comenzó a leer—. María, quince años, la más joven superviviente. Tus padres se suicidaron al darte por muerta cuando fuiste secuestrada a los ocho. —Oh, llámame Mechas, ¡me encanta quemar cosas!—repentinamente, sus ojos se iluminaron—. Ver como todo queda calcinado sin remedio, esos ojos llenos de impotencia a punto de estallar en lágrimas, el poder del fuego... es tan destructivo. Ah, y me encargaba de quemar los cuerpos una vez terminado el trabajo. —Pirómana, necesita terapia—todos comenzaron a apuntar cada detalle como locos—. Bien, puedes... puedes retirarte. Seguida de esta, entró un chico de cabello azabache y ojos azules con una tirita en el rostro que comenzó a gritar y a preguntar dónde habían guardado sus cigarrillos. Apodado como Problem por ser el que más castigos recibía y el más rebelde de los seis, no hay día en el que no fume al menos tres veces. Huérfano, fue secuestrado a los doce. Actualmente tiene diecinueve. No dijo mucho, la ansiedad que le producía el carecer de sustancias tóxicas con las que llenar su cuerpo se lo impidió. A continuación, entró en la sala un chico de pelo castaño y ojos verdes. Era mudo, así que ninguno conocía su nombre, pero gracias a ciertos documentos que pudieron conseguir, descubrieron ciertos detalles. Se llamaba Gary, y tenía diecisiete años. Fue secuestrado a los diez, pero no hay detalles de cómo pudo sobrevivir. Y por último, estaba él. Rubio ceniza, ojos morados... no sabía luchar, era un bueno para nada en ejercicio físico y era bajo y bastante delgado. Todos le observaron atentamente al pasar al interior de la sala... —A ver...Troz, dieciséis años, secuestrado a los nueve, desde esa edad eras un experto en tecnología. Tus padres murieron cuando tenías cinco años y estabas a cargo de tu abuela, asesinada. Si no eres bueno en el asesinato, ¿cómo es que continuas vivo? —Me entrenaron específicamente para el hackeo. Aunque sólo hice cosas triviales, me mantuvieron vivo en caso de emergencia. Me veían como una especie de salvación, ¿no es patético? Que alguien como yo sea necesario para su seguridad. —Bien, puedes ir- Antes de terminar su frase, Troz comenzó a dibujar en la pizarra que tenía detrás de él con un rotulador negro. Cuando terminó, pudieron comprobar que, en efecto, había dibujado la máscara que portaba la persona que asesino al líder de los radicales, que continua descansando en una camilla del hospital, la única que no ha sido interrogada. —Ahora, hablemos de ella—todos prestaron suma atención y el comenzó a escribir en la gran pizarra. Comenzó a explicar su historia. Se llamaba Aqua, diecisiete años, secuestrada a los diez. Vivía en la casa de campo de sus difuntos padres y por eso no figuraba en ningún documento, porque para el resto de la humanidad su existencia era nula. Tenía potencial, pero le sobrara algo: la buena voluntad que poseía. Le hacían creer que se iba a enfrentar a terribles monstruos, y le ponían esa máscara que le hacía ver lo que ella pensaba que vería. De ese modo, las personas más humildes eran convertidas en monstruos, siendo asesinadas por ella. Un día, su máscara se desplazó, y vio la realidad. Y por eso cogió la pistola y asesinó al líder. —¿Eso es todo?—pregunta la de hebras violetas, que se había quitado la bata y ahora se podía ver en su jersey su nombre real, Elly. —Sí. Me retiro. Y así, finalizaba la jornada de ese día. Con toda esa información, podrían lanzar una orden de búsqueda y, si encontraban a más complices, la pena sería de muerte, lo que todos llevaban esperando durante tantos años. Al día siguiente, hicieron pública toda la información que habían sacado de ese interrogatorio. La propia Elly iba a ser la anfitriona de una reunión, en la que esta vez la pregunta sería: ¿Cómo volver a rehubicarlos? Dernière modification le 1482854340000 |
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¡Muy buena historia! :D |
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#NoSeasProblem No sé, me gustó la historia, estaré esperando para más capítulos, je. |
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¡Listo! Espero que lo disfruteis. Un campo lleno de flores se extendía a lo largo y ancho. Sólo estaban ella, el cielo y un peluche entre sus brazos. El viento le mecía, mientras lentamente se hundía en sueños falsos. Ilusiones que, no dejaban de ser eso; ilusiones. Mientras, una canción sonaba. Una melodía melancólica, la voz suave de una madre, cosas que nunca volvería a encontrar. Cosas irremplazables. Un árbol crecía, una forma se hacía visible. Y, en su oído, mientras una lágrima era derramada, susurraba: «Despierta». Capítulo 2: Harm Abrió los ojos lentamente. Su vista era borrosa, pero pudo distinguir algunas figuras mientras se acostumbraba a la luz de la habitación. Luego, vinieron las exclamaciones: —¡Se está despertando!—chilló una voz infantil, mientras al fondo alguien chasqueaba la lengua, simbolizando su decepción. Estaban todos. Mone estaba apoyada en una pared al fondo de la habitación, mientras que la rubia pegaba saltos y Troz trataba de estudiar el extraño comportamiento de los otros dos integrantes del grupo. Uno estaba jugando con extrañas marionetas y el drogadicto trataba de mantener la compostura, sin éxito. Mañana por la mañana le tocaba ir a un centro de desintoxicación. Levantó la parte superior de su cuerpo mientras los observaba a todos. Parecían estar en buena forma a pesar de todo lo ocurrido, algo que le alegró mucho. Sin darse cuenta, sus labios se curvaron y formaron una sonrisa en su rostro. Aquel gesto tenía un significado muy personal, que todos parecían haber comprendido. Significaba: «Todo ha terminado». Antes de poder celebrar —por así decirlo— el haber salido finalmente de aquella prisión, la puerta se abrió estrepitosamente, golpeando a la peliverde que estaba al lado de esta. —¡Ya es hora de irse!—exclamó la adulta. Luego, sus ojos se clavaron en la peliazul y le lanzó las prendas que llevaba—. Ponte eso y sal en diez minutos. El resto, ¡fuera! A regañadientes, todos salieron. Aqua se puso en pie, arrancando los cables aun pegados a su cuerpo, y comenzó a desvestirse, hasta quedar completamente desnuda. Lo que Elly le había dado no era más que una camisa negra bastante ancha y una falda de volantes blanca, algo parecido a lo que llevaba Mechas pero algo menos llamativa. Mientras fuera, la peliverde comenzó a reprimirle a la adulta por ser tan poco cuidadosa. Cuando oyó que la puerta se abría, paró, dándole un pequeño respiro. —Bien, entonces acompañadme. Todos le siguieron a través de esos anchos pasillos. Ninguno sabía a dónde se dirigían, sólo confiaba en Elly, quien ahora parecía ser más infantil que la pequeña rubia que iba corriendo a su lado, haciéndole extrañas preguntas demasiado vergonzosas como para responderlas. Finalmente llegaron. Aquel lugar era similar a la habitación en la que estuvieron casi todos el día anterior, con la diferencia de que esta tenía una gran pantalla en el centro y dos paneles azules colocados a cada lado. —Este paso es crucial para cualquier persona en este país—comenzó a caminar con ambas manos en la cintura hacia la pantalla—. Aquí es donde elegiréis continuar vuestra vida de manera normal o uniros a la academia de estrategia y combate. El primero en elegir será el último interrogado. Aqua, puedes aproximarte. —Pero si yo no... —Tranquila, lo hice por ti—respondió Troz antes de que a la peliazul le diera tiempo a completar la frase. Decir que estaba nerviosa no era suficiente. Las manos le temblaban y había comenzado a sudar, pero tenía clara su elección. Desde el momento en el que se quedó sola siempre lo supo. Se aproximó al panel de la derecha y colocó su mano sobre este. —Mis habilidades sólo son aptas para luchar—se retiró. A continuación, estaba Troz. No se cortó ni un pelo, caminó hasta estar entre ambos y luego se decantó por la derecha. —¿Qué harían sin mi como líder estratégico?—tras aquellas palabras, el también posó su mano sobre el mismo panel en el que antes estuvo la de la peliazul. Pero la cosa no iba a continuar así durante mucho tiempo. El mudo optó por la izquierda, y sin decir nada salió de la habitación. Era obvio que, al menos él iba a elegir aquel estilo de vida. Problem iba a estar durante un par de meses en un centro de desintoxicación, así que elegiría tras salir de aquel lugar y, esta vez, simplemente observaría. Mechas fue pegando saltitos hasta el panel de la derecha, no se lo iba a pensar dos veces. Y por último estaba Mone, que permaneció cinco minutos parada en silencio y luego caminó lentamente hacia la izquierda. Todos se esperaban que eligiera aquello, pero unos segundos antes de que posara su mano, la apartó rápidamente, se rió y esta vez sí, caminó hacia la derecha. —¿Sin mí quién procurará que la gatita no se suicide?—comentó, haciendo alusión con esto último a la peliazul. Elly suspiró cansada y metió sus manos en los bolsillos. Luego, comenzó a hablar: —Normalmente este proceso se realiza cuando el susodicho cumple los doce—carraspeó—, pero teniendo en cuenta vuestra experiencia real, se os hará una excepción. Después les mostró a todos el camino hacia sus habitaciones temporales. Mañana iba a ser el gran día en el que todos tomarían la responsabilidad de sus elecciones, por esa razón y demás, quería que descansaran y se prepararan para lo que se les avecinaba. Al día siguiente, todos estaban listos ya. Sin equipaje, volarán hacia un lugar desconocido, donde les harán hacer quién sabe qué. Pero ninguno tenía miedo, iban a aceptar las consecuencias. Los cuatro que habían elegido continuar luchando ya estaban en el interior del avión, esperando a que este despegase, pero cuando preguntaban por qué tardaba tanto, simplemente les decían que faltaba alguien. —¡Venga ya! Con lo impaciente que estábamos todos—exclamó llena de furia la peliverde. —Vamos, vamos—la ex enmascarada le trató de tranquilizar ponsando su mano en el hombro de esta—. Tendrán una buena razón. Y sí la tenían, puesto que, tras decir eso, en menos de un minuto estaba, frente a ellos, la adulta de cabello violeta hiperventilando. Quería hablar, pero las palabras no salían. Cuando consiguió el oxígeno que necesitaba, habló: —Siento llegar tarde. Tuve que llevar a Problem al centro de desintoxicación y me dejé a Gary en el edificio principal. Ahora, podemos emprender el vuelo. Las vistas eran magníficas. Aquel lugar era como una utopía, demasiado irreal como para ser cierto. Después de todo, todo país tenía sus trapos sucios, seguramenteno era todo color rosa en este, o más bien, puro como el blanco de sus edificios. Durante media hora de tranquilidad, nadie dijo nada. Se respiraba un aire de nostalgia en el interior del avión. Mientras que aun desconocían lo que iban a encontrar dentro del edificio que sobrevolaban. Siguiente capítulo - 13 de diciembre Dernière modification le 1482858660000 |
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Muy buena historia. Feel Good (Shake it, Shake it.) |
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Lo tuve que posponer demasiado pero estuve ocupada. Ahí va: El fuego consumía todo a su paso..La madera antigua de aquella vieja casa, el gato que siempre holgazaneaba en la entrada y aquellas vidas que nunca más se podrían traer de vuelta. Un chillido y unas figuras borrosas que arrastraban un pequeño cuerpo que había sido inmovilizado. La historia de una familia que fue consumida por el fuego, y de la hija menor que aún lo propaga. Capítulo 3- Tear El avión ya había despegado. Sólo fue necesaria una mirada para que todos los ex asesinos ahí presentes mostraran una cara de estupefacción. Los tres edificios que componían la academia eran gigantes. El primero poseía forma de T invertida; el segundo era un simple rectángulo; y el tercero era sin duda el más extravagante, pues no era similar a nada existente en este mundo. Era como ver un cuadro abstracto en tres dimensiones. Estaban constituidos por grandes ventanales azules similares a los últimos edificios más modernos que habían construido, todo esto rodeado por bosque a lo largo y ancho. —¿No queréis ver las instalaciones por dentro?—preguntó la amable adulta tratando de sacarles del trance. El grupo reaccionó y se dispuso a seguir a su actual guía. Si por fuera eso era llamativo, por dentro era como haber entrado en un paraíso... con armas colocadas en vitrinas por todas partes. A la peliverde le eran familiares, pues las había usado en más de una ocasión. —¿Y qué tienen de especial?—cuestionó esta. —Son defectuosas. Trampas para el enemigo, por llamarlas de algún modo. Esta explota—señaló una Barrett M82—, y a esta otra le sale el tiro por la culata, literalmente. Elly, quien había sido hipnotizada por todas aquellas armas, había avanzado veinte metros más que el resto hablando sola. Mone bufó, caminando hacia la adulta para sacarle de aquel trance. La rubia y la peliazul le siguieron, pero el pequeño hacker se desvió del camino por un pasillo a la derecha. Este parecía buscar algo. Revisó cuidadosamente cada centímetro del pasillo, para más tarde tensarse al notar una presencia que le seguía. Se giró para encontrarse con el que parecía un estudiante de la academia. —¿Qué hace un enano como tú caminando por aquí?—escupió esas palabras con odio, aproximándose peligrosamente. Troz retrocedió. —A alguien como tú, que parece un neandertal más que un Homo sapiens, ¿qué le importa? El chico cerró el puño y lo levantó. Troz cerró los ojos, esperando un puñetazo que nunca llegó. En vez de eso, escuchó unos quejidos de dolor provenientes del agresor. Volvió a abrir los ojos, encontrándose precisamente con la escena que esperaba. La peliazul había tumbado boca abajo al estudiante y estaba ejerciendo una fuerte presión en su cuello con el codo mientras sujetaba sus piernas. Permaneció así hasta que este cedió. —Lo más fuerte es que aun no me enseñas esa llave—se quejó Mone. A su lado estaba la adulta que soltaba grandes carcajadas observando aquella divertida escena. Esta última agarró por el cuello de la camisa al estudiante y se lo llevó a rastras. Les hizo unas señas al resto para que le siguieran. Mechas no estaba, pues permaneció esperando a que llegaran cuando se dieron cuenta de que Troz no estaba. Se la encontraron por el camino. —Bien, es hora de que vayamos a ver los otros dos edificios. Aquí sólo se hace el papeleo, nada importante. Salieron del primer edificio, dejando ahí al chico abatido y, a continuación, pasaron el segundo. Antes de entrar, Elly les dijo algo que no consiguieron comprender bien. —Cuando entreis, tratad de mantener la compostura y no os pongáis nerviosos—y abrió la puerta. Todos se palarizaron al encontrarse con lo que muy pocos esperaban—. Andando. Miles de ojos se clavaron en ellos mientras caminaban. Aquello parecía más un centro educativo normal y corriente que una academia de estrategia y combate, en enseñaban el arte de matar. Se escuchaban muchos susurros, como: "¿Son ellos?" "¿No es ella la chica de la máscara?" "¡La de pelo verde da más miedo en persona!". Fuera de todo aquello, al fondo del pasillo derecho se encontraban un chico y una chica que les observaban atentamente, analizando cada detalle de el cuarteto que acompañaba a Elly. —La de pelo azul no lleva su máscara. Raro—comentó el de un llamativo cabello rosa, que acompañó la frase con un sorbo de su soda. —¡Pues claro, Uifer! ¡Seguro que era un dispositivo de control mental!—exclamó una chica de una melena de un rojo intenso como el fuego. Mientras, la peliverde se deleitaba con las expresiones de terror que veía en cara de todos aquellos a los que miraba. Era tan divertido que estaba punto de estallar en risa mientras seguía a Elly. —Si continuamos caminando al fondo encontraremos las habitaciones de los internos donde os instalaréis—explicó—. En el sótano hay un extenso campo de entrenamiento que visitareis con mucha frecuencia. Más bien estaréis ahí todo el día, menos el pequeño. —¿Y por qué yo no?—preguntó algo abochornado por lo que oía sobre él en cada susurro lanzado al aire. —Los estrategas se deben quedar estudiando. Sólo se les está permitido bajar los viernes y sábados—pudo escuchar como chasqueó la lengua como si estuviera disgustado por lo que había dicho. Finalmente, llegaron a las habitaciones. La adulta le dio unas indicaciones a Troz y dejó que otro alumno le acompañara mientras ella iba por el lado de las chicas. —Las habitaciones son de dos, así que me temo que no podréis estar juntas. Pero aquí son todos agradables... o eso creo—se mordió la lengua. Ni siquiera ella conocía con exactitud a sus propios alumnos. Mechas, que estuvo muy callada durante todo el camino, dio un pequeño salto y mencionó algo a una velocidad sobrehumana que nadie entendió. Luego, viendo que no le podìan comprender, habló más claramente. —¡No quiero quedarme sola!—e infló una de sus mejillas. —Entonces será mejor que sea yo quien me separe—mencionó la peliazul, un tanto apenada. —¡Perfecto! Tenemos a alguien sin compañera de habitación y es bastante agradable. Elly acompañó a las otras a su habitación, y luego, agarró de la mano a Aqua y tironeó de ella hasta llegar a la que, a partir de ahora, sería como su nuevo hogar. —¡Kuki! ¡Encontré a alguien!—exclamó. La otra chica simplemente asintió y le restó importancia aun con los ojos pegados a la pantalla. Su cabello era azabache y sus ojos carmesís, incluso podría jurar que imponía bastante, pero se pudo notar una pequeña sonrisa en su rostro. La adulta se despidió y salió corriendo. Antes de irse, le dijo a la peliazul que recibiría instrucciones al día siguiente, y que se entretuviera lo que quedaba hasta que cayera la noche. Y así, permaneció observando atentamente la pantalla del ordenador de su ahora compañera de habitación. e// Y gracias a Problem por comprobarlo mientras Mechis no estaba. Dernière modification le 1418519520000 |
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Y cuando el siguiente episodio? sdf |
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Ahora me siento culpable de no estar :v - "No quiero quedarme sola" Justo eso dije hace una semana cuando me iban a dejar sola en una habitación, por favor Aqua, dices todo como si conocieras cada parte de mí. x3 |
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Es porque te conozco. - Tardé más de lo esperado, pero, ¡aquí está! El licor fue derramado, y junto con él las mentiras en la que alguna vez creyeron. Ese líquido transparente tomaba diferentes tonalidades conforme la gente que comenzó a correr pasaba sobre él sin consideración alguna, desperdiciando así una de las mejores bebidas alcohólicas que en algún momento los labios del monarca tuvieron el honor de degustar. Aquel disparo limpio acabó con una vida, marcando así el inicio de un conflicto que perduraría hasta diez años después Capítulo 4 - Flake La peliverde despertó de lo que, al menos para ella, fue una horrible pesadilla. Porque odiaba cuando soñaba en tercera persona y conocía a la protagonista de ese sueño. Suspiró, cansada, mientras observaba como la rubia dormía a pierna suelta en la cama de al lado, con las sábanas enredadas en su pequeño cuerpo. Al levantarse, observó que alguien había pasado un papel bajo la puerta. Lo cogió y leyó su contenido: —A las nueve y media en el sótano, no lleguéis tarde—miró el reloj, marcaba las ocho—...hay mucho tiempo. Su mirada se posó una vez en la cama de la más joven, luego en un vaso de agua que estaba en su mesilla. Vaso de agua, Machas, vaso de agua, Mechas... cogió el vaso y lo roció sobre esta última. Mechas era como el fuego, el agua para ella era letal. Aun recordaba como era de pequeña para ducharse... —¡¡Ah!! ¡Agua no, agua no! ¡Vamos a morir!—exclamó histérica. —Deja de quejarte y prepárate de una vez. Mone le observaba con ojos penetrantes, como si en su ser se encontraran todas las respuestas del universo. Hizo caso inmediatamente y, de un salto, entró en el baño. Genial, ahora la peliverde debía de esperare. Se fijó en el armario, que también tenía una nota pegada a él. Lo leyó, ponía: «Coged lo que más os guste». Lo abrió. En él se encontraba un panel táctil para elegir un conjunto y una especie de tele transportador que te lo materializaba ahí mismo, con una cápsula a su lado que hacía las medidas. Surrealista, pero ahí estaba. Eligió la categoría "entrenamiento" y comenzó a ojear mientras Mechas aún se duchaba. Cuando la más pequeña salió con sólo una toalla envolviendo su cuerpo, Mone ya estaba preparada para salir. —¿No te vas a duchar?—interrogó la rubia. —No es necesario, no me apetece hacerlo dos veces. Le mostró a Mechas el uso del armario y ambas salieron en dirección al sótano. Cuando llegaron, vieron a la peliazul en la entrada algo agitada. —¡Ahí estáis! Me estaba preocupando porque ya hubierais llegado y no me hubiera dado ni cuenta—rió nerviosa, dando a entender que le daba demasiada vergüenza el entrar sola y ser el centro de atención con todas las miradas puestas en ella. —¿Y tu compañera de habitación?—preguntó Mone. —Oh, dijo que quería hacer una entrada triunfal a último momento. El trío entró, y en efecto, instantáneamente todas las miradas se posaron en ellas. Mechas no se percató y lo único que hizo fue dar vueltas sobre sí misma y maravillarse con la decoración de la sala (si a un montón de armas se le podían llamar “decoración”). Cuando el reloj marcó las nueve y media, las puertas lentamente se fueron cerrando, hasta que ocurrió la típica escena de los martes. Kuki se deslizó antes de que estas se cerraran e hizo lo que le dijo aquella mañana a su compañera de habitación. Los profesores salieron uno a uno. Eran cinco: Intas, quien enseñaba a disparar desde simples pistolas hasta armas de largo alcance similares a la que vieron en el edificio donde se realizaba todo el papeleo; Sir, quien optaba por armas blancas como lo era la gran espada que colgaba de su espalda; Señor X. Pol, maestro en el arte de las trampas; y Elly, que esta vez sólo venía de invitada. Esta última dio un paso al frente. —Como habréis visto ya, tenemos a tres estudiantes muy peculiares este año. Ellas han sido "rescatadas" de una organización radical del país vecino con el que estamos siempre en guerra, que secuestró cien niños de nuestro país, nuestro hogar. Chatham nunca se lo perdonará. Por favor, tratadles bien, se lo merecen. Todos guardaron unos segundos de silencio e inmediatamente comenzaron a aplaudir. La pelimorada volvió a colocarse en su sitio, no sin antes asignar a una persona que les guiase durante la primera semana de entrenamiento. Llamó a una alumna llamada May, quien en apenas unos segundos, y desde el otro lado de la sala, se plantó frente a ellas, extendiendo su mano para estrecharla con la más alta del grupo. Esta última le miró de arriba abajo, y una extraña expresión de desagrado se formó en su rostro. —¿Y eso se debe a…?—susurró Elly en el oído de la peliazul. —No está acostumbrada a ser igualada en altura. Cuando la pelirroja soltó su mano, dirigió su atención a las otras, que sólo habían permanecido observando. Les sonrió: —Espero que nos llevemos bien. Y así, las clases comenzaron. En la primera, debían de demostrar su destreza esquivando múltiples obstáculos que habían sido colocados a lo largo de todo el campo, en parejas. Esta vez, Mone arrastró a la rubia con ella. Con suerte iba a ser el blanco perfecto de todo lo que se encontraran por el circuito. —¿Quieres ir conmigo?—le preguntó May a la peliazul, señalándose—. ¡Vamos a demostrarles lo que podemos hacer! Agarró la mano de la contraria y corrió hasta el circuito. La pared se elevó, dejando ver el bosque situado en el patio trasero. Debían de cruzar una distancia de dos kilómetros sin ser alcanzadas e inmovilizadas por alguna trampa situada allí. La peliverde se llevó la mano a la frente, suspirando resignada. —La cosa se complica...—se susurró a sí misma. Por cada post le alegras el día a una servidora. |
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Una historia riquísima. Me ha gustado mucho. Ya quiero ver las ideas que tendrás preparadas para los futuros capítulos. Viendo un poco más a fondo la estructura de los capítulos, encuentro interesante el inicio de los mismos; me han gustado mucho porque nos muestra con esa narración inicial, aunque levemente, el pasado de los personajes. Respecto al narrador, pienso que has usado el correcto. Para tantos personajes el narrador omnisciente cumple perfectamente su papel, pues nos muestra lo que ven y sienten los personajes. No sé si tengas pensado utilizar el monólogo interior directo en alguno de los personajes, pero sería perfecto ya que contrarrestaría un poco la acción de este narrador. Hay algunos errores en la redacción, nada graves, "te has comido" unos espacios en algunas frases. Eso sí, un error que me ha llamado la atención es el uso de "aun" y "aún". A ver si revisas la diferencia ya que, según como lo has usado en varias frases en los capítulos, no he llegado a entender la idea que expresas. xD (Si es error mío me lo dices, andaba un poco ciego al leerlo por la noche y en pc, lo que menos prefiero) Cambiando la crítica a lo que estructura se refiere, comento ahora la historia. Debo decir que mi personajes favorito por el momento es Mechas. Está bastante loca, ya quiero ver cómo actuará en los siguientes capítulos. Vemos la aparición de las primeras parejas (hablando de competencia) como lo son: el duo Mechas junto a Mone, y Aqua y May. Me ha dejado duda si habrá una nueva rivalidad entre estas parejas o si se llevarán bien. Y cómo olvidar la aparición de los profesores. Ya quiero ver las trampas que preparará el loquillo de X.Pol y el "uso de armas" de Sir (¿Sir Obe?) ( ͡° ͜ʖ ͡°) Espero con ansias el próximo capítulo. ^ ^ Dernière modification le 1422394440000 |
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Y después de mucho me doy cuenta que escribiste una historia. Tú sí que me conoces, eh. Clavaste a la perfección mi personaje y te lo agradezco<3 Me están resultando muy entretenidos los capítulos y espero que no abandones esta historia como las anteriores |
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Xpolzz a dit : Ah, no sabía que había algún tipo de diferencia entre aun y aún. Sinceramente, nunca nos lo enseñaron en la escuela. Gracias por decírmelo, y me alegra que te esté gustando. Moneditaxd a dit : Quería esperar a que te enterases por ti misma, y sí, te conozco a la perfección. ;) No la abandonaré, pero quizás tarde un poco más de lo normal con los capítulos porque son más largos que los que solía escribir. Estaba mute y aproveché bien el tiempo. 1971 palabras, disfrutad (no me deja meterlo en spoiler). Capítulo 5 - Cold Un pistoletazo marcó el inicio. Todos comenzaron a correr, perdiéndose en el bosque junto con sus respectivas parejas. Tan pronto como comenzó los primeros alumnos comenzaron a caer. En cuanto a las cuatro protagonistas, ninguna había sido atrapada por el momento. A Mone la rubia le servía de señuelo y era muy ágil. May sabía esconderse y a Aqua era imposible notarle, pues era invisible en un terreno como ese, así que simplemente trató de quedarse cerca de su pareja. Observó a su alrededor y pudo divisar a sus dos compañeras desde que ella recuerde. Mechas corría desenfrenada con su característica sonrisa de siempre, siendo perseguida por la peliverde, quien llevaba una respiración algo forzada. Algo duro para el comienzo de la carrera. —Aqua, ¿qué haces ahí parada?—preguntó la pelirroja, elevando la voz pues estaba sobre un árbol a unos veinte metros de ella. La peliazul negó con la cabeza y le siguió, como había estado haciendo de un principio. Repentinamente la de ojos verdes se detuvo y miró al cielo. Mone le miró con curiosidad, imaginando el tipo de delirio que su amiga estuviera experimentando en ese mismo momento. Puso una cara horririzada y comenzo a correr a una velocidad inigualable. Era demasiado rápida, así que la peliverde se rindió y se dio a sí misma un descanso. Fuera cual fuera la causa, le ayudaría a activar todas las trampas sin ser atrapada. En cambio, se le olvidó el detalle de que la rubia tenía una habilidad que le hacía capaz de detectar las catástrofes naturales y precipitaciones que se acercaban, al igual que un animal. Fue entrenada especialmente para ello. Mientras tanto, la pelirroja acababa de ser totalmente inmovilizada por una trampa, así que Aqua se acercó para ayudarle. Una planta similar a la hiedra le tenía completamente atada a un árbol. —No la fuerces mucho—le tranquilizó—. Luego se volverá peor y... —¡Sólo córtala!—exclamó May. Simplemente era como un pájaro, no podías agarrarlo durante mucho tiempo, se agobiaba y moría. La peliazul cogió un trozo de rama rota y comenzó a cortar la planta. Se tuvo que tomar su tiempo debido a que era demasiado gruesa. Finalmente, logró cortarla, aunque varias astillas permanecieron clavadas en sus manos. Su acompañante le miró con preocupación. —No pasa nada, está bien—sonrió, quitándose las astillas—Estoy bien. Y queda poco, ¡mira! Los ojos de la pelirroja rodaron hacia el lugar a donde señalaba. Entre los árboles se podía notar un pequeño sendero que llevaba directamente a la salida. Pero de lo que no se dio cuenta fue de las nubes negras que se acumulaban en el cielo. Y la peliverde ya comenzaba a preocuparse. No había ni rastro de Mechas, quien hace ya media hora había salido corriendo en dirección a la salida. Dudaba mucho que le hubiera pillado alguna trampa. Lo más seguro era que ahora mismo estuviera celebrando su victoria. El cielo comenzó a oscurecerse mientras descansaba a la sombra de un árbol, y a estas alturas ya no se podía hacer nada. Antes de darse cuenta, comenzó a llover. —...Mierda—se quejó tras estornudar. Tras eso, el cielo se iluminó durante un segundo y el sonido de un trueno se hizo presente. Todos habían llegado ya a la meta, y sólo faltaba Mone. Los alumnos comenzaron a cuchichear entre ellos y a inventarse de todo. La rubia olfateó el aire. —¿Qué haces?—le preguntó una desconocida de cabello corto y gris con curiosidad. —¡Intento buscar su rastro en el aire!—exclamó con una seriedad infantil—. Aunque es imposible cuando llueve... Se deprimió y comenzó a llorar en brazos de una chica de la que siquiera sabía su nombre. En cambio, la peliazul, quien era sin lugar a dudas la más alterada, mantuvo la calma observando la lejanía. —Tenemos que ir...—murmuró. —¡¿Qué?!—la pelirroja iba a quejarse, pero no parecía querer destruir en pedazos la repentina determinación que había sacado Aqua de quién sabe dónde—. Está bien... Y sin ser vistas, ambas volvieron a adentrarse en aquel bosque. La mayor parte se encontraba encharcada y era difícil avanzar. May estaba a punto de rendirse, si no fuera porque... —¡¿Hay alguien ahí?! No eran capaces de verla, pero aquella era la voz de la peliverde, estaban seguras. Se acercaron más al lugar de donde provenía, pero continuaban si poder verla. —¡Mone! ¡¿Estás ahí?!—gritó la pelirroja. Segundos después, recibió una respuesta que parecía más ser un quejido. Sus ojos se dirigieron a una de las ramas del árbol que se encontraba sobre ellas. Ahí agarrada se encontraba Mone, quien tenía las uñas clavadas al tronco. —¿Podrías por favor bajarma de aquí?—preguntó con cierto tono de ironía en su voz. —Pesas mucho—respondió la peliazul, que aún recordaba aquella vez en la que se desmayó y tuvo que arrastrarle por el suelo. —¡Tú eres la debilucha!—le reprimió. Al final, quedaron en idear un plan. Era bastante sencillo, pues lo único que debían hacer era acumular gran cantidad de arbustos y hierbas bajo ella. El único problema era que la peliverde se negaba rotundamente a bajar. —¡Estarás bien!—exclamó la pelirroja. —Me caeré. —Por algo hemos puesto esto aquí abajo—murmuró Aqua, pero sus palabras no le llegaron—. Entonces nos vamos. May asintió y comenzaron a caminar de vuelta a la salida. —¡Esperad! Lo haré, lo haré, ¡¿vale?! Misión cumplida. Con mucho cuidado, comenzó a bajar. A penas quitó un pie de la rama se resbaló y cayó sobre la vegetación, aunque eso no evitó que se hiciera algunos arañazos. —No muchos sobreviven a esto—se burló la pelirroja. —Cuando me cure, te mataré. La peliazul le ayudó a ponerse en pie y las tres caminaron nuevamente hacia el grupo. Mientras tanto, Elly y el Señor X. Pol veían aquella escena a tiempo real desde cierta habitación. La adulta se estiró hacia atrás y dijo: —Realmente te gusta hacer estas cosas, ¿eh? —Ya sabes, amo observar las reacciones de los humanos—carraspeó—. ¿Te apetece ser objeto de mis experimentos? Negó repetidas veces y salió de la habitación para recibir a sus dos más recientes alumnas, quienes finalmente habían llegado. Cuando Mone vio a la rubia —quien conversaba con una estudiante a la que resultó caerle bien— le golpeó, y comenzaron con la típica discusión que la peliverde usaba para quitarse el estrés. Entonces, apareció la de cabello violeta, que parecía intentar llamarles la atención. Pero claro, con una chica de cabello que parecía verde fosforescente en la oscuridad manteniendo una discusión con otra que daba síntomas de poseer alguna especie de trauma, no era muy llamativa. —¡¡Escuchadme ya!!—exclamó, en el mismo momento en el que todos guardaron silencio—. Bien... sólo quería presentaros a... —Salooh—interrumpió una mujer que apareció a su lado. Era la profesora faltante—. Enseño el arte de la aviación a los de cursos superiores. —También es una gran hacker. Saca información hasta del chino de la esquina de internet...—nadie comprendió lo que dijo sobre el chino—. Oh, cierto, vosotros no... no he dicho nada. La castaña les observó durante unos segundos, y sus ojos se iluminaron. —¡Ya tengo material de investigación! Dicho esto, corrió hacia quién sabe donde con el portátil que llevaba entre sus manos. —Ahí hay suficiente material como para desmantelar el gobierno...—carraspeó—. Bueno, ¡la actividad ha terminado por hoy! Todos fueron transportados de vuelta al instituto. Los otros dos profesores, Intas y Sir, no volvieron a aparecer durante todo el día, y todos aprovecharon las dos horas libres que tenían al día. —¿Visitamos a Troz?—dijeron el trío de chicas al unísono. Luego se rieron. Molestar al enano era divertido. El único problema era que ninguna de ellas tenía la mínima idea de dónde se podría encontrar. Comenzaron a buscarle, pero Mechas se aburrió, Aqua se durmió y Mone tuvo que cargar a la peliazul en su espalda hasta su habitación, donde esperaba cierta mujer de pelo castaño. Y la peliverde no pudo evitar soltar un tosco "¿Qué haces aquí?". —Ah, le estaba buscando a ella—señalo el cuerpo que descansaba en brazos de morfeo sobre su espalda—. ¿Me la dejarías un ratito? A regañadientes y sin pedir explicaciones se la entregó, no sin antes preguntar por sus intenciones antes de dejar que se fuera. —Sólo le tomaré un par de muestras de sangre, tranquila. Y así, le observo hasta que su figura se desvaneció mientras caminaba por el pasillo. Sintió el frío tacto de una mano en su clavícula. «Por favor, no más sorpresas, dios». Al girarse, se encontró nada más y nada menos con la persona que realizó aquella gran entrada en la mañana. A penas desde aquel suceso, sólo habían transcurrido cuatro horas. —Ya casi es la hora de comer—le recordó la pelinegra. Mone se limitó a apartar su fría mano. —Sí, lo sé. —Sabes... ella no fue siempre así —comenzó a relatar. —¿Quién? —Salooh. Cuando era joven no era más que su hobbie favorito, o al menos eso fue lo que me contó Sir. De ser una simple chica que pasaba el rato espiando a los demás por internet se convirtió en la mejor hacker de Chatham—rió—. Algún día le superaré. —Esto... ¿suerte? El timbre que indicaba la hora de la comida sonó. Aquella mañana nadie había desayunado, por lo que debían reponer fuerzas. El comedor parecía sacado de una novela de magos. Mone rió ante aquel pequeño comentario por parte de la compañera de habitación de la peliazul y caminó hasta el asiento que la pelirroja y Mechas le habían reservado. A su derecha estaba el asiento de Aqua: nadie. Finalmente le vio, corriendo hacia ellas. Se sentó y comenzó a reprimirle a la peliverde. Ya se lo esperaba. —¡¿...Me harías lo mismo si te lo pidiera un vendedor de órganos?! ¡Claro! Porque todos s... —Cállate un rato—le cubrió la boca con su mano—. Y come, estás delgada. Simplemente carecía de fuerza de voluntad como para aguantar una sola discusión más, por mucho que le gustasen, al menos no de perderse en un bosque encharcado en medio de una tormenta. Ya tendría tiempo para discutir con la rubia ahora que ambas debían convivir de ahora en adelante. Y cuando terminaron de comer, Mechas insistió en que quería presentarles a alguien. Con suerte, sería otro de sus delirios. Aunque en realidad ella no estaba loca, claro que no, sólo se encontraba en dos mundos diferentes al mismo tiempo. Cabe decir que la sorpresa se reflejó en los rostros de ambas chicas que le acompañaban desde que era pequeña. —¡Es real!—la peliazul estiró su mano para revolver el corto cabello gris de la chica que se encontraba frente a ella, ligeramente más alta. Esta se avergonzó un poco ante tal acción. —¿Mnh? Sólo es Nieve—mencionó despreocupada, mientras se distraía jugando con el envoltorio de un caramelo con sus dedos. Todas la miraron—. Estábamos en la misma clase el año pasado. Lo de hoy sólo fue el evento que iniciaba oficialmente las clases, todos se reunían y eso—observó el exterior por la ventana que tenía a la derecha; continuaba lloviendo. Al otro extremo del pasillo, el Señor X. Pol caminaba despreocupado hasta que se dio cuenta del grupo de chicas en medio del pasillo, que parecían disfrutar su primer día de estancia, como siempre. Lo que les esperaba aún... —¡Hey! Comenzarán las actividades de la tarde—les avisó, para luego golpear a cada una en la cabeza y escabullirse antes de ser golpeada por alguna de ellas. La peliverde enfureció al no poder haberle alcanzado a tiempo. Y el día transcurrió así, con la normalidad con la que había empezado, sin darse cuenta de lo que les esperaba, los meses pasaron... |
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He leido mi nombreeeeee Me tengo que leer esta cosa completa, aqua es capaz de todo ;; |
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thetroz a dit : Está muy interesante la historia. Esperando estoy el siguiente capítulo. |
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exijo y exijo más actividad de may(? vale, no, pero estoy ansiosa por el sig capítulo, ojalá no te tardes tanto :( |
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aquaonozuka a dit : Se nota mucho. [size=1]Me gusta que haya tanto Mone<3 Me encantó el capítulo. Me alegra tener algo interesante que leer cada cierto tiempo, estaré esperando el próximo |
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Linda historia, ya quiero ver que pasará más adelante ;; |
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Ahhhhh, pensé que al regresar encontraría un nuevo cap. Buena suerte con el siguiente. |
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Ou q_q no me dio tiempo para escribir la segunda parte. Igual os dejo la primera y escribiré la segunda del capítulo 6 mañana. Capítulo 6: Explosion ~ Primera parte. 4 meses habían transcurrido ya desde el primer día de entrenamiento para el trío, 4 meses que sin duda habían sido los mejores de su vida. Ahora se encontraban en medio de la clase de Intas, quien se dedicaba a supervisar a los alumnos, pues las armas que estaban utilizando portaban balas reales, para así hacer más eficiente su rendimiento en el campo de batalla. Un método eficaz de enseñanza que al mismo tiempo ponía en peligro la vida de los demás alumnos, aunque realmente nunca habían llegado a causar problemas. Sin duda la más eficiente en el uso de las armas de fuego era Mone, pues su puntería era excepcional y su mano no temblaba a la hora de disparar. Ya estaba acostumbrada a ello. En cambio, había alguien que no era capaz de acercarse a la diana. Soltó un suspiro de resignación mientras observaba como la bala acertaba, pero en la diana de la peliazul, que estaba a su derecha. ―May, apunta bien― le reprendió el docente por quinta vez en el día. Ya estaba algo cansada de tener que entrenar con cualquier arma que no fuera algún tipo de espada o algo por el estilo. ―No es justo, no sé cómo utilizar bien esta cosa ―se quejó. Disparó una vez más y la bala acabó en el mismo lugar que la última. Se contuvo las ganas de lanzarle el arma al profesor y continuó con su labor, sólo para desquitarse. Aqua se limitó a observar la escena de reojo y soltar una risa debido a la obstinada personalidad de su compañera. El día era agradable. El sol brillaba con moderación, y aunque las nubes seguían presentes en el cielo eran pocas las que quedaban. Ahora sólo estaban ellos, el sonido de los múltiples disparos y el canto de los pájaros. Y por supuesto no podía faltar el típico grito a todo pulmón que le otorgaba Intas a cierta persona todos los días. ―¡¿Cuántas veces te lo he dicho?! ¡No se sujeta así! ¡Acabarás matando a alguien! ―ya estaba exasperado. Uifer nunca cambiaría. ―Se supone que nos enseñas para matar… ―respondió con desdén, mas aquel comentario no pasó desapercibido por cierta persona. Una bala rozó su piel de tez pálida, dejando un pequeño hilo de sangre. Tras esto, fue golpeado por la culata del arma de la misma persona que había disparado. Mone, quien realizó todas las acciones anteriores, estuvo a punto de rematarle antes de que el profesor le detuviera. ―Tendría que haberte dado en la cabeza ―bufó, girándose para continuar con su labor. El chico iba a responder algo, pero en seguida sonó el timbre. Ahora era turno de Sir el enseñarles a usar la espada. Alguien como May ―que se había acostumbrado al método de enseñanza de este profesor en el que se pone a prueba más que nada la resistencia― incluso disfrutaba de aquella clase. Hasta Mechas lo hacía, quien ciertamente no era muy normal. Pero para el resto de la clase era un martirio, aunque la mayoría se mantenían inexpresivos hasta que llegaba la hora de ponerse a correr. Tras realizar los ejercicios de calentamiento, la primera actividad que les tocaba realizar era una carrera, pero no una cualquiera, en ella lo único que llevarían sería un cuchillo y debían de asegurarse de acabar con todos los muñecos que se encontraban por el camino acertando en un punto en el que el golpe sea mortal a la primera. Si no lo hacías, morías. ―¿Quién quiere ser el primero? ―nadie se ofreció voluntario así que Aqua sintió la necesidad de hacerlo―. ¿Nadie más? Entonces comencemos. Sir le dio el cuchillo y un par de indicaciones que no le vendrían mal. Se colocó en el punto de salida y corrió ágilmente una vez sonó el pitido que marcaba el inicio. Una vez pasados unos 10 metros los muñecos comenzaron a salir. Para la peliazul, la mejor manera de matar era clavando el cuchillo directamente en el cuello. Recordaba haber usado esa técnica un par de veces, y aquellas “cosas” que en realidad eran humanos se desangraban y morían rápidamente. Siguió usando el mismo patrón una y otra vez hasta llegar a la meta. Había realizado un trabajo rápido e impecable, y ahora era el turno de Uifer. ―Suerte, Fer-chin ―alcanzó a decir dándole un golpe en el hombro. Realizó el mismo proceso que Aqua, pero en cuanto los muñecos comenzaron a salir la cosa se le puso difícil. Sus golpes eran potentes, sí, podrían hacer mucho daño, pero no matar. A mitad de camino recibió un balazo en el hombro. En realidad sólo causaba el mismo daño que una bala real durante unos 15 segundos. ―Piensa un poco, Uifer ―Sir se agachó en el suelo, para poder tenerle casi a la misma altura―. En cuanto se recuperen pueden matarte de un balazo o llamar a más refuerzos, ¿realmente quieres eso? ―Continuó hablando mientras Uifer aún se retorcía en el suelo―. Realmente eres inútil… Se levantó, dejando ahí a Uifer lo que quedaba de hora para continuar realizando el recorrido con el resto de la clase. Se hacía tarde y Uifer se encerró en su habitación sin querer salir. A nadie le importó realmente, menos a su compañero de cuarto, que aquel día tuvo que pasar la noche fuera. A la mañana siguiente, se encontró el cuerpo sin vida de Uifer en el campo de entrenamiento. Sin pruebas ni sospechosos, lo único que tenían era el cuchillo que se encontraba clavado en su garganta. |
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Pero qué me estás contando d_d Menudo desenlace. |